Cracovia se encuentra al sur de Polonia y es la capital del voivodato de Pequeña Polonia. Se trata de una de la ciudades más grande, antiguas y turísitcas de Polonia. Durante bastante años fue la la capital polaca y por ello todavía muchos polacos la consideran el corazón de su país.
Hoy en día, Cracovia es un centro turístico de primer nivel, no en vano cada año acuden a ella cerca de 7 millones de turistas. Se trata de la ciudad medieval mejor conservada de Polonia, así su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978.
La primera mención de Cracovia es de un mercader judío, Jakob Ben Abraham, en el 966, y hacía 1038 se había convertido en la capital medieval de Polonia. La ciudad se construyó sobre el río Vistula, bajo el castillo real de la colina Wawl. La leyenda dice que el castillo fue construido en la guarida de un feroz dragón, que exigía a una virgen cada dos semanas y que fue aniquilado finalmente por el príncipe Krak, el fundador de Cracovia. Los turistas pueden visitar la cueva del dragón, situada bajo el castillo.
Cracovia es la única gran ciudad polaca que no sufrió daños durante la 2ª Guerra Mundial. Ello ha permitido que hoy en día sea una ciudad medieval encantadora y bien conservada, con pintorescas calles adoquinadas, numerosas iglesias, museos, cafés, restaurantes y bares, en algunos de los cuales todavía se sirve el mead, una bebida medieval hecha a base de miel fermentada y hierba.
Cracovia contiene una magnífica plaza central en la que se halla la iglesia de Santa María, del siglo XIV, y el salón de telas renacentistas del siglo XVI. La plaza está repleta de puestos de artesanos.
El barrio judío de Kaazimierz produce una sensación inquietante: se trata de un barrio judío sin residentes judíos. Al inicio de la 2ª Guerra Mundial, aquí vivían 65.000 judíos, pero fueron exterminados en el cercano campo de concentración de Plaszów.
Por último al sur del casco antiguo, el espléndido castillo real y la catedral coronan la colina Wawel. El castillo del siglo X fue restaurado en el siglo XVI y contiene los aposentos reales y magníficos tapices contemporáneos. La catedral fue la sede de la coronación de los monarcas polacos y su capilla de cúpula dorada se considera el mejor ejemplo del Renacimiento de todo el país.