Un nuevo museo se acabó de inaugurar en el Barrio Rojo de Ámsterdam (Países Bajos). Allí, entre las prostitutas que ofrecen sus servicios tras las vidrieras, se inauguró “Red Light Secrets”, donde se expondrá todo el tabú detrás de las cortinas rojas de los prostíbulos de la capital holandesa.
Instalado en un antiguo burdel, en este flamante museo los visitantes podrán ver lo que hay detrás las cortinas rojas. Se trata del primer museo dedicado íntegramente a la prostitución. Su ubicación en pleno Barrio Rojo es muy significativa.
La nueva sala trata de satisfacer la curiosidad del visitante así como informar. Una mujer que baila sensualmente en una pantalla atrae al espectador a esta antigua casa situada junto a un canal de Ámsterdam. Todo para atraer el visitante.
Detrás la cortina se encuentran las salas de trabajo. Se trata de habitaciones estándar de paredes alicatadas, donde reina el desorden y se puede ver un diminuto catre, una descolorida toalla amarilla y un gran oso de peluche. Las habitaciones han sido decoradas con la colaboración de asociaciones de trabajadoras del sexo, que también situaron a la vista condones, trapos de cocina o laca.
Una prostituta paga un alquiler de unos 150 euros por utilizar una de estas pequeñas habitaciones durante seis horas al día. Por cliente gana entre 30 y 50 euros detalla una pantalla al visitante. No obstante, la realidad es con frecuencia bien diferente. Según los estudios de Ámsterdam, muchas de las casi del millar de mujeres que trabajan en el Barrio Rojo se ven obligadas a ello pues son víctimas de la trata de blancas y de la violencia.
La situación puede llegar a ser incómoda cuando se llega a la “sala de la confrontación”. El visitante se sienta sobre un taburete, como el que usan las prostitutas en su ventana, y a través de una pantalla de vídeo se le acercan cientos de hombres que pasan por delante mirándole.
Foto vía Calgary Herald