El Palacio Real de Caserta

El palacio real del siglo XVIII de Caserta, con su parque, su acueducto, y el complejo de San Leucio, en la región de Campania (Italia), fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Si uno viaja a Napolés, debe acercarse a la cercana Caserta para visitar esta joya, el último  gran ejemplo de la arquitectura barroca italiana.

Fue concebido por el rey Carlos IV, posteriormente Carlos III de España, como majestuosa afirmación del poder, la riqueza y el prestigio de la dinastía borbónica, y se construyó a las afueras de la bulliciosa ciudad de Napolés y sus descontentos habitantes, igual que su antepasado Luis XIV había construido Versalles a las afueras de París para escapar de los parisinos.

El palacio real de Caserta se encuentra prácticamente al mismo nivel que de Versalles. El palacio principal contiene 1.200 exquisitas habitaciones, 25 magníficos apartamentos reales, una espléndia sala del trono y una escalera principal con 116 escalones tallados en una sola piedra.

También llama la atención el pequeño teatro el cual está inspirado en el teatro San Carlo de Napolés y todo el conjunto está situado en un enorme y encantador parque con preciosos jardines de estilo italiano, entre ellos el jardín inglés. Los jardines contienen una serie de fuentes, una cascada de 80 metros alimentadas por un magnífico acueducto y varias estatuas magníficas. Se dice de elllos que rivalizan con los de Versalles.

El conjunto incluía unos barracones y el complejo de San Leucio, una fábrica real de seda en forma de pabellón. Los habitantes de la zona fueron reclutados a la fuerza y transportados hasta Caserta. La construcción se inició en 1752, pero el arquitecto Luigi Vanvitelli  murió antes de haberla terminado. Su hijo Carlo prosiguió con la obra. Carlos IV nunca pasó una noche en el palacio, porque se convirtió en rey de España, mas el palacio se terminó para su hijo, Fernando IV de Napolés.

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