El concepto de los Pueblos más Bellos de Francia representa por sí mismo no solo un destino debido a su relevancia turística (en términos de tradiciones, historia e identidad) si no también un factor de desarrollo económico para el país galo.
De este modo, según la Asociación de los ‘Pueblos más Bellos de Francia’, el incremento de la frecuencia turística en los pueblos certificados puede variar entre el 10% y el 40%, en particular en lo que a clientelas internacionales se refiere. Ello suone una cifra muy importante.
Hoy en día, con 156 pueblos clasificados a lo largo de toda Francia, la Asociación de los ‘Pueblos más Bellos de Francia’, creada al incio de la década de 1980, se ha erigido en un concepto con identidad propia.
Esta ambiciosa iniciativa, que ha ido insertándose en el paisaje turístico de Francia, ha suscitado gran interés por parte de numerosos países o destinos interesados en mantener y promocionar su espacio rural y su patrimonio.
Además, Valonia (Bélgica), Québec (Canada), Italia, España, el Estado de Sajonia (Alemania), Creta (Grecia), Rumanía, Japón y Corea del Sur se han comprometido de forma paulatina en esta iniciativa creando su propia red.
Con la publicación de la guía ‘Los Pueblos más bellos de Francia: de la experiencia francesa al desarrollo internacional’, Atout France y la Asociación ‘Plus Beaux Villages de France’ han buscado transmitir las experiencias de las diversas filiales analizadas y dar útiles herramientas a toda aquella organización que quiera instaurar esta iniciativa en su territorio.
Para crear una asociación de los ‘Pueblos más Bellos’ se precisa de un cierto número de condiciones: los pueblos tienen que estar habitados para evitar el efecto ‘pueblo museo’, reflejar claramente la ruralidad y estar dotados de un sobresaliente patrimonio en el seno de un entorno protegido.
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