Metz, una joya francesa

Metz es una preciosa ciudad y capital del Departamento de Moselle, en la región Lorraine (Francia). En la orilla derecha del río Mosela, junto a la Autopista del Este que un París y Estrasburgo, descansa Metz, cuyo origen se remonta a la época romano. Aunque siempre se habla de Metz por su formidable catedral, ésta no es la única maravilla que esconde una localidad moderna y viva. Los parques y las tranquilas explanadas de la ribera adornan este sitio tan deslumbrante como la piedra de sus monumentos.

El recorrido por la Ciudad Vieja se hace a lo largo de calles peatonales repletas de encanto. En el Metz teutónico sobresalen sus casas sólidas y elegantes junto a sus amplias avenidas. En la Ile de Saulcy, uno puede pasear plácidamente junto al río Mosela. En la place de Saint Jacques y Saint Louis se hallan numerosos café, restaurantes, cervecerías y locales de ocio.

La estación de ferrocarril está en un edificio espectacular de granito de un raro románico. Caminando hacia el norte en dirección a la place de la République, existe una zona repleta de tiendas y cafés y un jardín muy sobrio conocido como Esplanade. Se puede pasear hasta las cascada la fontaine de l’Esplanade o el Lac aux Cygnes. En la misma dirección, hay que detenerse en el clásico Palais de Justice, la église de St-Pièrre aux Nonnains y la chapelle des Templiers.

Paseando se llega a la place des Armes, del siglo XVIII y aloja las torres góticas de la Cathédrale de St-Etienne y la fachada clásica del Hotel de la Ville. La Catedral es la tercera más grande de toda Francia. Contiene la coleccion más amplia del mundo de vidrieras, con muestras que van desde el siglo XIII hsta el XX. Para coronar la torre Mutte se tienen que subir los 300 escalones.

Finalmente, la visita a Metz se puede completar con el mercado que se alza junto a la catedral, el Musée d’Art et d’Histoire, la place de la Comédie y la port des Allemands.

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