Mariazell, un enclave religioso austríaco

Mariazell, una ciudad de peregrinación mariana desde hace ocho siglos, que atrea a increíbles multitudes procedente de toda Europa central, se visita como si uno estuviera en Lourdes, es decir, llevado por la fe o con los ojos del sociólogo intrigado por el entusiasmos que inspira lo religioso en el mundo moderno.

Mariazell, encajado en un circo montañoso al noreste de Estiria (Austria), está algo apartado de las grandes rutas. Han pasado ya ocho siglos de peregrinación y devoción desde que el monje Magnus trajo hasta el monasterio benedictino de Sankt Lambrecht, una estatua de la Virgen tallada en madera de tilo. En 1200, el margrave de Moravia edificó aquí un santuario como agradecimiento a una curación milagrosa.

En 1370, Luis de Anjou, rey de Hungría, estaba convencido de que su victoria sobre los turcos se debía a la protección de la Virgen de Mariazell. Los húngasros acudieron en masa para orar ante la estatua y la ciudad se transformó en una de las grandes citas de los pereginos del Occidente cristiano.

La actual basílica data del siglo XVI. Este símbolo espiritual de la cohesión del Iperio, la Magna Mater Austriae, atrae cada año a considerables multitudes de peregrinos procedente de Chequia, Croacia y Hungría.

Esta basílica es, arquitectónicamente y estéticamente sorprendente. En su interior sobresale una ornamentación barroca rutilante que conduce hacia el centro de la nave a una multitud movida por una impresionante energía piadosa.

La minúscula Virgen con el Niño en la capilla milagrosa, en medio del santuario, es el centro de un marco deslumbrante. Con un baldaquino de palta de 12 columnas y la reja trabajada de plata  que ofreció María Teresa, el grupo irradia una luz sobrenautral hacia los fieles arrodillados en la plegaria.

Además, el tesoro de la basílica, situado en la parte alta de las tribunas, es muy interesante. También hay qque fijarse en una exposición dedicada a las peregrinaciones y sus prácticas así como los milagros vinculados a las mismas. Por último, se puede acceder a la parte superior del campanario mediante una pequeña donación.

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