La Place de la Concorde, una maravilla parisina

Si en París todo es grande y espectacular, la plaza de la Concordia alcanza las cotas más altas de esta majestuosidad con una superficie comprendida dentro de un rectángulo de 360 por 210 metros. Para completar la obra,  se alza un obelisco con 23 metros de altura y un grupo de fuentes monumentales. Un lugar para visitar, recordar y retratar.

La historia de esta plaza se inició cuando se  decidió colocar una estatua de Luis XV. De los proyectos planteados, se escogió el de Jacques Ange Gabriel, que realizó la empresa entre 1753 y 1763. En 1793, la plaza fue el escenario de la ejecución de Luis XVI y el año siguiente la de Robespierre.

En cuanto a la ornamentación, sobresale  ese faro de automovilistas perdidos en forma de obelisco. Perteneciente a un templo de Luxor (Egipto), cuenta en sus bajorrelieves los principales acontecimientos de los faraones Ramses II y III. El monolito fue donado por el sultan Mohamed Alí al gobierno francés por las excelentes relaciones entre ambos países.

El 26 de ocutbre de 1836, comenzó  la erección del obelisco después de  una ardua travesía por el mar desde Egitpo. Se había montado una rampa y un complicado sistema de artilugios para los que se necesitaba la colaboración de más de doscientos artilleros. Muchos parisinos  abarrotan la plaza. Los cables se tensaron y estuvieron a punto de romperse. Entonces, un obrero pensó que si se mojaban las cuerdas se aumentaría su resistencia; así fue y el obelisco se levantó ante las ovaciones de la gente.

Por otra parte, las fuentes son copias de las que hay en la plaza de San Pedro en Roma. Una está dedicada al mar; en su decoración tritones y náyades sujetan un pez por cuya boca sale el agua. La fuente que da hacia la Madeleine representa los ríos. Asimismo, los ochos grupos escultóricos que completan la ornamentación de la plaza simbolizan otras tantas ciudades francesas. La parte baja era usada vivienda hasta no hace mucho tiempo.

Foto vía Tripadvisor

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