Suiza se caracteriza por sus bellos y numerosos paisajes de montaña, así como por sus valles con formas peculiares y espectaculares. Y entre los más hermosos de éstos últimos sobresle uno que está encerrado en unas sublimes ei mponentes paredes de roca de hasta 160 metros de altura, a lo largo de 4 kilómetros. Se trata del valle de Creux du Van.
Este valle es una amplia porción de bosque de un kilómetro de ancho, encerrado en unas curiossas murallas de roca, moldeadas por glaciares y por el agua a lo largo de los siglos
Los turistas pueden recorren este valle practicando trekking, y a lo largo del recorrido podrán ver linces, cabras montesas, entre otros animales autóctonos que disfrutan de su libertad en este paraje de montaña suizo.
Al llegar a las cumbres de estas murallas, el turista puede disfrutar con unas extraordinarias vistas, en miradores naturales que muestran el verde y natural paisaje. Inolvidable.
Se encuentra en la frontera entre las localidades de Neuchâtel y el Vaud, en una formación geológica con milenarios depósitos calcáreos modelados por glaciares y por el agua, formación hoy en día convertida en una reserva natural.
El valle de Creux du Van se puede visitar a pie, a través de un camino que se comienza en la localidad de Noiraigue, y llear a la cumbre disfrutando de las mejores vistas. Conviene informarse de las condiciones metereológicas ante de iniciar la excursión pues según la época del año la ruta puede estar cerrada o bloqueada.
Para los más cómodos o no pueden hacer ejercicio físico, también se puede llegar en coche hasta Ferme du Soliat, a unos escasoss minutos de la cumbre desde Saint-Aubin-Sauges. De cualquier manear, lo imperdible es llegar al borde de los abruptos acantilados, y disfrutar de los miradores naturales. Las fotografías que uno puede tomar desde allí conformaron un recuerdo único de un lugar maravilloso.
Foto vía Conde Nast Traveler