Liubliana es la capital y mayor ciudad de Eslovenia. Su emplazamiento, en el centro de este país balcánico, hace de esta localidad un destino de lujo entre los Alpes y el Adriático.
El patrimonio histórico y monumental de Liubliana, así como diversas celebraciones culturales que tienen lugar a lo largo del año, entre las que sobresale el Festival Internacional de Verano, la convierten en una ciudad ideal para el turista tanto nacional como internaciona. Entre sus monumentos más representativos están la Catedral, el Castillo, la Iglesia Franciscana de la Anunciación y el Puente de los Dragones, así como el conjunto de edificios modernistas.
En primer lugar, recomiendo visitar el Castillo de Liubliana, situado en la colina más alta de la ciudad. Desde la torre se tiene una privilegiada perspectiva de 360 grados de toda la urbe. Se asciende en funicular por siete euros. Mucha parejas aprovechan el encanto de este castillo y restaurante para celebrar allí el banquete de su boda.
Otro hito de la capital eslovena es la arquitectura influida por la moda de Austria y con toques de art noveau. La mayoría de los turistas se deslumbran por la catedral de San Nicolás con su original cúpula verde. También sobresalen la Iglesia Franciscana de la Anunciación y la de San Pedro.
Otros de los hitos sobresalientes de Liubliana son sus plazas. En el casco histórico hay tres: la de la Ciudad, Ciudad Vieja y Ciudad Nueva. No obstante, la plaza más interesante es la Plaza Preseren, un enorme espacio abierto que se ha convertido en una zona neurálgica de la capital eslovena.
Después, hay que visitar el centro de Liubliana que se caracteriza por el triple puente de uve doble sobre el río Luiblianica. El Puente de los Dragones es el punto de reunión y encuentro de la juventud.
Por último, hay que pasear sin rumbo fijo por una ciudad llena de fuentes, árboles, plazas y paseos peatonales. Un lugar ideal para relajarse y disfrutar sin mirar el reloj.
Foto vía Easy Viajar
