La cueva Aven-Armand

Se trata de una enorme cueva que alberga la estalagmita más grande del mundo y una de las más bellas de Francia. Se encuentra situada en la Cause Méjean, una meseta de piedra caliza cercana al pueblo de Lozère. La entrada a la impresionante caverna de Aven-Armand fue descubierta por Louis Armand en diciembre de 1897.

Esta magnífica cueva se puede visitar durante todo el año, salvo en diciembre que se encuentra cerrada. Además, hay que ver la gruta Dargilan y Montpellier-le-Vieux. Sin duda, uno saldrá encantado tras visitar un lugar único en el planeta Tierra. Ni te imaginas lo que se puede ver una vez que entres en la cueva de Aven-Armand.

Louis Armand era un herrero de Rozier que convenció al espeleólogo Edouard Alfred Martel y su colega, Armand Vire, para que se unieran a él en una expedición de exploración. Lo que descubrieron fue una chimenea de piedra caliza de 40 metros que descendía hasta el techo de una enorme caverna, con una segunda chimenea que descendía otros 90 metros hasta el interior de la cueva.

Durante los siguientes treinta años, la única manera de ver la cueva era descender por una escalera de cuerdas o ser bajado en una cubeta, pero para 1927 los visitantes ya podían descender por los escalones de un túnel de 208 metros que llegaba hasta un mirador y un pasadizo que penetraba en la cueva. En 1963, se instaló un funicular, facilitando aún más el acceso.

La cueva es enorme, con 110 metros de longitud, 60 metros de ancho y 45 metros de alto, lo bastante grande como para que cupiera sobradamente. la Catedral de Notre-Dame de París. El bosque virgen, como se conoce, es un bosque de estalagmitas, de las cuales más de cuatrocientas miden más de un metro de altura. Algunas llegan hasta los 15 o 20 metros, y la más famosa, la estalagmita más alta del mundo, alcanza los 30 metros.

Caminando por la cueva Aven-Armand, se tiene la sensación de haber entrado en uno de eso mundos de fantasía inventados por Tolkien. Gracias a la hábil iluminación que cambia constantemente, algunas de las estalagmitas brillan como diamantes, mientras que otras, de formas extrañas, surgen repentinamente de la oscuridad.

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