Externsteine, una maravilla natural de bosque Teutónico de Alemania

Externsteine

En la cima de un imponente peñasco de piedra caliza, al que sea accede por unos precarios escalones de piedra y una estrecha pasarela, se encuentra un santuario diminuto (y ahora, sin techo) que se labró en la roca hace muchos siglos.

Una agujero circular perforado en la pared oriental permite ver el bosque que hay debajo. Un mañana al año, el día de solsticio de verano, al salir el sol, sus rayos atraviesan el agujero y golpean resplandecientes la pared opuesta, lo que hace que se ilumine lo que antes era un trono. Allí se encuentra un altar cristiano que tiene la forma de una columna baja.

El peñasco se llama Sternwarte, el «Observatorio·, y es una de las Externsteine, un grupo de cinco escarpadas columnas de piedra caliza que se alzan 37 metros por encima del bosque Teutónico, cerca de Detmold, en el noroeste de Alemania.

Los pueblos de la Edad de Piedra venían hasta este sombrío e inquietante lugar hace muchísimo tiempo, en el año 10.000 antes de Cristo. También lo hicieron, según se pensaba antes, los adoradores de Odín y de otros dioses germánicos, pero no se ha encontrado ninguna prueba concluyente.

Sin embargo, las rocas eran un lugar sagrado mucho antes de que los primeros ermitaños cristianos llegarán aquí hace mil años. El santuario de Sternwarte, con su agujero para observarel amanecer en el solsticio de verano, ya existía, al parecer, mucho antes de que unos monjes cristianos la convirtieran en una capilla.

Los visitantes ancestrales labraron oscuras cámaras y túneles en la roca, hicieron agujeros y oquedades cuyo objetivo sigue siendo un misterio, y tallaron unos escalones de piedra que parecen que no llevan a ningún sitio.

En la base de una de las rocas hay un relieve monumental de Cristo cuando lo bajan de la cruz, tallado aproximadamente en el año 1150 y que se considera único en el arte románico del norte de Europa. Entre los detalles de este magnífico relieve se encuentra un dragón (el símbolo del demonio y del paganismo)  cuya fuerza se desvaneció por el sacrificio de Cristo. No cabe duda de que la imagen refleja los asombrosos poderes que antaño se le atribuían a estas extraordinarias piedras.

Foto vía Placido Romero

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